ENRIQUE VILA-MATAS LA VIDA DE LOS OTROS 
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Frankes-Tein








UN LECTOR INTERNO / MUNDO EXTERIOR

SERGIO CHEJFEC

A mí me resulta difícil pensar en un lector físicamente existente. Más bien creo que en literatura ­–en cierto tipo de literatura en el que yo me puedo incluir– hay un lector fuertemente constituido de manera implícita. Tengo la impresión de que, a veces, en la literatura de Saer, pero también en otros escritores –por ejemplo, en el caso de Enrique Vila-Matas o en casos más extremos como Juan Benet–, la idea de lector no existe tanto como categoría externa al libro, sino más bien como una categoría interior. Como si el narrador se desdoblara y fuera narrador y lector de sí mismo. Por la manera que yo tengo de escribir, creo que el lector que está presente es un lector interno. Es el mismo narrador que hace como si fuera lector para seguir escribiendo. Se puede encontrar, en cierto tipo de narraciones, un narrador que va evaluando, va considerando, va tomando las cosas previamente escritas para, a partir de ellas, corregirlas, reciclarlas, darles un tratamiento propio de la lectura más que de la escritura. Ese tipo de lector me parece que es el que funciona en mi literatura, que no es identificable en términos estadísticos, sociológicos, físicos, generacionales, nacionales, etc.

En cuanto a qué me acerca o de qué me aleja mi escritura, voy a decir lo más obvio: me acerca a mi trabajo y cuando estoy verdaderamente conectado con lo que estoy escribiendo me aleja de cierto mundo exterior, de ciertas distracciones, de ciertas esferas que yo considero como más alejadas de la literatura. Mis narraciones, en general, son un poco autistas, espero que en el buen sentido de la palabra. Quiero decir que no hay un curso de acción evidente a través del cual el argumento avance, las intrigas son más bien reducidas o tienen poco espesor o son un poco irónicas por lo triviales que son. Para mí, escribir una novela no es tanto construir una lengua, sino más bien inventar una especie de discurso ficcional que yo quiero que forme parte de lo real. Son intervenciones oblicuas o desviadas acerca de la realidad. No las concibo como intervenciones en el sentido de que busquen dar versiones sobre lo real. Las concibo como un sistema de alusiones. Siempre tiene que haber un exterior. Y ese entorno, ese mundo exterior, yo creo que aparece como un fragmento.

(De una entrevista en Pliego Suelto, por Cristian M. Piazza, 9/05/2013)

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